Una joven de 25 años ha sido encontrada muerta a primera hora de esta mañana en la calle Mayor, después de que, al parecer, cayera desde el 5º piso de la vivienda, en la que residía desde hace un año. Hasta el momento, no se conocen los motivos del suceso, aunque todo apunta a un suicidio, según confirmaron fuentes policiales. Los vecinos aseguraron que la chica vivía sola, no tenía trabajo, ni relaciones con otras personas.
“Desde que llegó al piso, la vi bajar y subir del portal completamente sola. Salía poco, no hacía ningún ruido y parecía buena chica. Tampoco vi nunca que se juntara con otra gente, ni que tuviera familia. Siempre me dieron ganas de preguntarle cómo le iba, pero nunca me atreví. ¡Ay, Dios mío, no sé cómo ha podido terminar así!”, afirmó una vecina.
“Qué sosería. Esta noticia no tiene miga, chispa, tirón” “Es sólo un rutinario suicidio más”, pensó el redactor, indiferente y aburrido, mientras se afanaba en recorrer la acera en busca de testigos. Allí permanecía todavía el cadáver de la joven cubierto por una sábana, bajo un evidente charco de oscura sangre, protegido por un cordón policial, y algunos curiosos.
Ambicioso y harto de su suerte, en la agotadora y poco lucida crónica de sucesos, el periodista buscaba su filón, hasta que vio llegar al juez de guardia para proceder al levantamiento del cadáver. Sin apartar la vista de la figura sobria del juez, observó cómo miraba con detenimiento la postura de la fallecida. Boca arriba y con las palmas de las manos extendidas hacia el cielo.
En un arranque de valentía, descaro (y cierta desesperación) el periodista abordó al juez: ¿qué le parece? ¿un suicidio normal?. “No es normal, joven, contestó el juez. No es normal que a los 25 años alguien caiga desde varios metros y acabe en el suelo con las manos abiertas?” “Y eso qué quiere decir, juez”. “Quiere decir que murió aferrando lo único que tenía: el aire, el espacio vacío, su nada…”
El periodista levantó la mirada hacia el juez emocionado y aturdido. No por la inspiración poética del juez, no por la tragedia de la joven. No se concedió ni un segundo de sensibilidad. Corrió sin parar hasta la redacción ¡ya tenía titular!