lunes, 23 de septiembre de 2013

"Todas las cartas de amor son ridículas"





“Todas las cartas de amor son ridículas…”, escribió el poeta.

No sé por qué he tenido que recordar ese poema precisamente ahora. Será porque son las dos de la madrugada, la noche crece y el amanecer amenaza. Y yo estoy aquí, con el bolígrafo en la mano y el papel impaciente, tratando de unir frases brillantes y adjetivos deslumbrantes, en una carta única y especial, de mi puño y letra. No podía ser un mensaje en letra arial o georgia, una larga sucesión de palabras frías y sentimientos ardientes, iguales y comunes a todos los amantes, con la misma forma del que desea y pide una limosna, un reconocimiento, un alivio sellado con caracteres permanentes.

Son las tres de la madrugada y aquí estoy, empujado por el ansia de revelar sentimientos entre el triángulo de la A, las aristas sinuosas de la M y la profundidad de la O. La R final cerraría la gran palabra, tal vez con el ridículo que temía el poeta. Porque a las cuatro de la madrugada, el amor somnoliento y agotado, teme y se inquieta.

Y aquí estoy, a las cinco de la madrugada espantando con el papel fantasmas que se esconden entre frases y gritan burlas, indiferencia y lástima. Escribo palabras que podrían ser vapuleadas, ignoradas, olvidadas; palabras que ella reirá o tal vez despreciará al leerlas. Conocemos las letras, pero no reconocemos a veces los sentimientos que las crean. Estoy luchando con la incógnita que se revela al amanecer, junto a la fina línea de la luz que altera el cielo a las seis de la madrugada.

Estoy aquí frente al papel, lejos de ella, torpe poeta de sentimientos exagerados y esdrújulos, naturalmente ridículos. Porque es excesivo sentir tanto, esperar tanto, dar tanto… No es posible responder a tiempo ni corresponder siempre. Lo sabes, poeta. Lo sientes, naturalmente.

Y a las siete de la madrugada, dejo de escribir. El bolígrafo descansa sobre la mesa, exhausto. Ha terminado, al fin, su misión. A su lado, descansan también los sentimientos esparcidos por el papel, perfilados de la A a la R, del amor al ridículo, extendidos sobre la mesa en cien largas cartas; cien cartas de amor de frases brillantes y adjetivos deslumbrantes, de palabras comunes y un sentimiento único.

A plena luz del día, doblo y cierro las cartas protegidas en sus sobres, como débiles cofres de dudoso tesoro. Llegarán a cien mujeres que se verán sorprendidas por los apasionados amores de un desconocido. Se sentirán halagadas y felices; tal vez su sonrisa secreta sea el reconocimiento para este cobarde poeta atado al ridículo, que necesita liberar sentimientos.

Y mañana estaré, de nuevo, de madrugada, para dejar escapar el amor, en palabras que llegarán a todas. Menos a ella.




(El poema “Todas las cartas de amor son ridículas...” fue escrito por Fernando Pessoahttp://amediavoz.com/pessoa.htm#TODAS LAS CARTAS DE AMOR SON RIDÍCULAS...** )



martes, 10 de septiembre de 2013

Ojalá que nada necesites...




Ojalá la vida te regale cada día
el primer rayo de sol y el recuerdo del último. 

Y con él, la vida te otorgue una tregua cada día;
horas, minutos, segundos, en los que deje de apretar
la cuerda que nos une al futuro y ahoga el pasado. 
La cuerda será un lazo y el nudo una caricia, 
en segundos, minutos y horas eternas.

Ojalá la vida te dé un silencio puro cada día,
pintado de rosas transparentes y 
música en gotas de colores lanzadas al viento, 
las que tú aprecies y otros rechacen,
sin más voces que las que en ti resuenen.
La música será refugio y fuerza, reposo y lienzo.
    
Ojalá la vida construya para ti un rincón ideal cada día
donde puedas ser de verdad, sin medida, 
del tamaño de tus sueños,
abriendo una cortina de nubes blancas
que atraviesen juegos de infancia
y logros de madurez.
Los sueños serán cercanos y dóciles, amigos leales.

Ojalá la vida te conceda la justicia que buscas cada día,
la bondad que mereces y el descanso del alma.
La comprensión y la calma ascenderán por esa mirada
inquieta, atenta, curiosa, 
de la curva a la cumbre,
de lo imposible a la mano, 
del sueño al corazón. 

Y ojalá que nada necesites
porque el regalo sea la vida misma,
la misma vida que nada te debe
porque todo te lo ha dado.


Para @Avisnigra67