Cómo es posible que te extrañe tanto… que tu ausencia se enrede entre mis horas de la mañana a la noche, visible con las primeras luces del amanecer, en esa curva de la carretera, en la taza del café. Cómo es posible que resista más allá del sol, oscura en la noche, intensa y dolorosa cuando cierro los ojos. Cómo es posible que se agite inquieta y me envuelva en un espeso abrazo de niebla, cálido y prometedor, mientras me desespero, te anhelo, te busco en cada lugar, entre pensamientos fugaces y sentimientos hondos, en cada gesto de mi cuerpo que te persigue sin rumbo.
Cómo es posible que te extrañe tanto… si tu presencia está en mi, dentro de mi, en el centro de mi memoria, en cualquier esquina de mis recuerdos. Si llevo el eco de tu voz resonando en mi interior, el roce de tu piel jugando con mis sentidos, tu mirada tierna grabada en mi ojos y las líneas de tu sonrisa dibujadas en la mía. Si vives acomodado en mi corazón… ¿Cómo es posible?