No sé a dónde voy, ni adivino el
camino.
Nunca hay seguridad a la vista, ni señales
que indiquen en qué lugar habita el destino.
Cualquier dirección marcada es un truco de la
vida para perdernos…
Veo sólo senderos por pisar, asfalto
reconocible y el reflejo de lo que queda de mí al avanzar…
Sé que te llevo conmigo, regalo del azar,
como mi brújula y mi fortuna.
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