Hay días que dejan restos de vida amontonados en la
acera, restos abandonados y resecos, despreciados e inútiles, restos unidos a
los olvidados de ayer y a los dejados mañana.
Un viento inesperado los alejará del camino y cuando
estén flotando, alejándose, dispersos y a la deriva, los verás marchar y
gritarás que vuelvan. Son tuyos.
Verás tus restos en la bruma de la lejanía,
zarandeados, los verás romperse y querrás que regresen, volver a mirarlos por
última vez. Te verás fracturado y triste, vacío y hueco sin los restos que te
recomponen. Para ser entero, los necesitas a tu lado en el camino, protegidos
del viento, para ser todo tú.
(Foto Unslugged)
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