Caen gotas como penas, remordimientos, miedos, dudas, vergüenza y dolor, hasta cubrir el suelo que pisamos de recuerdos marchitos, hasta llenar el charco que nos rodea, hasta que tememos hundirnos en él…
Y nunca pensamos que, antes o después, el sol acudirá a su cita, lealmente, y secará hasta la última gota.
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