miércoles, 22 de junio de 2011

El avaro

Cada noche me transformo en un viejo avaro que recuenta las estrellas de su cielo sin dejar ni una. Con el ansia y el placer del que ve aumentar su tesoro, repaso su color, su brillo, su fuerza…
Recuerdo las estrellas que se quedadon suspendidas en el cielo para siempre, las que disminuyeron su luz por el tiempo o la distancia, las que siento cercanas brillando intensamente con su cariño y compañía…
Recuento incluso las que me olvidaron, despreciaron o ignoraron. En algún momento iluminaron mi camino, haciéndome más fuerte…¿Por qué renunciar a ellas, por qué apagarlas si siempre formarán parte de mi universo?

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