domingo, 19 de junio de 2011

El día del Libro

Es inevitable toparnos con incontables listas de recomendaciones para el Día del Libro, y hasta correr el riesgo de lesionarnos en centros comerciales, tropezando con estantes y libros apilados en perfecta formación, para meternos por los ojos los consabidos best-sellers. Marketing y oportunidad aprovechada…todo sea por la lectura. Sólo que entre tanto ruido se corre el riesgo de no saber por dónde tirar, cúal escoger.
En días así, me gusta dejarme llevar. Libros al alcance de la mano, más cerca y más asequibles de lo habitual. No hay que desperdiciar la oportunidad de pasear entre estanterías o montones del libros: palparlos, olerlos, deslizar los dedos sobre una frase, detenernos en un párrafo, admirar la portada. Dejarlos y tomarlos de nuevo. Sentir que nos atraen, nos seducen, nos dejan indiferentes o nos repelen. Recordar aquel autor que nos maravilló o aquel al que nunca regresaremos; buscar historias cercanas o perdidas en la historia, sentimientos o sucesos, emoción o información. Vidas reales o ficticias.
Leer debería ser una elección sin compromisos ni obligaciones. Hay un libro para nosotros, sin duda, y un momento ideal para leerlo. Y puede ser que ese libro nos esté esperando, -silencioso, expectante, paciente-, en cualquier librería. No es el mismo que el de los otros. Es el tuyo. Y después de él vendrán otros, seguro…
Una búsqueda apasionante, una grandiosa aventura que emprender. Nadie debería perdérsela… ¿por qué no empezar ya?

No hay comentarios:

Publicar un comentario