jueves, 27 de octubre de 2011

Al principio fue la sed...

Al principio fue la sed… la sed de sentir que calmamos con torrentes de agua por la garganta ardiente, sin medida ni razón. Aliento, saliva y amor fundido en sensaciones, deslizándose por un mismo caudal, hacia el mismo río, el mismo mar. 
Al final fue la red… la red de gotas de aquel torrente frente al hogar. Pasillos construidos de rutinas de convivencia, paredes de reproches y portazos de silencio. Gotas estancadas de amor, apenas unidas por la costumbre. Compleja, delicada y frágil telaraña teje el amor: nos separa, pero lo protege y sostiene a la vez.

3 comentarios:

  1. Pero que bien escribes Doña Mara!!!! Por cierto, me encantó verte sonreir en la foto de la paella.

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  2. Muchas gracias Pablo! El acontecimiento hubiera sido redondo con tu compañía. Un abrazo :)

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  3. Se me pasó esta entrada. ¡Suerte que hoy volví a revisar! Maravillosa. Es todo un sueño escrito en palabras, una realidad palpable de lo ininteligible.
    ¡Un saludo, María José! :)

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