miércoles, 5 de octubre de 2011

Fuera de lugar

Fuera de lugar… Esa sensación tan familiar, tan acostumbrada a sentir a flor de piel, pegada a las entrañas. Como una niña atónita y desolada que, de repente, se perdió tras una luz, mientras otros cambiaban de dirección. 

Una niña en medio de la nada. Sin rumbo. Sorprendida, por la rapidez con que los demás abandonaron el camino emprendido juntos. Aterida de frío, porque se escapó el calor que daban palabras y caricias. Indecisa, porque preguntar sólo serviría para acumular mentiras piadosas y falsedades evidentes. Callada, porque los mensajes quedaron sin destinatario. 
Cobardía en las respuestas y miedo a la verdad es el paisaje más solitario, devastado por la infidelidad y la deslealtad. No hay brújula para los abandonados, no hay guía para los perdidos en todas las direcciones. Sólo un puñado de dificultades y heridas. Dureza para crecer en soledad, fe en un destino y voluntad para seguir, sin nadie más, su propio camino.

3 comentarios:

  1. Esas pérdidas y heridas son menos si nos sirven para aprender a superar los próximos baches del camino. Como bien dices también: "Lo que no nos mata, nos hace más fuertes"

    ResponderEliminar
  2. Destilan tanta tristeza tus escritos... Pero son muy bonitos, no obstante.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Y a veces fuera de lugar, en el sito más insospechado y desprovistos de todo es en el que nos permitimos ver... vernos, amar... amarnos y así crecer...

    Nora

    ResponderEliminar