lunes, 21 de octubre de 2013




Cuando un hombre se detiene en la oscuridad,
siempre hay una luz que aguarda con él. 

Es la oscuridad quien le abraza,
perfila los rasgos que meditan sobre su verdad:
la frente inclinada, la mirada hundida, la boca callada, 
hablan de un silencio que desea una realidad. 

Es la luz quien le besa el rostro,
lee en su piel lo que todavía no está escrito,
lo que apunta la oscuridad en su rostro atormentado
indicios y huellas de una historia detenida aún por contar. 

Cuando un hombre se queda en la oscuridad,
crea un poder que todavía desconoce,
y duda y calla mientras teme no poder alcanzarlo.

No sabe todavía el hombre la luz que emana,
la ternura que refleja, no sabe quien llegará, 
quien le ayudará ni quien le amará. 

No sabe que al temer ama y al dudar crece
y al pensar puede y al final gana. 


2 comentarios:

  1. La oscuridad nunca es mala, sólo hay que saber aprovechar los momentos en los que se está en ella...
    abraçades!

    R.

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