viernes, 16 de diciembre de 2011

El valle de los presentimientos

No sabes cuando diste el primer paso. Ayer, hace dos semanas o tres meses, quién sabe. Los días, las horas, los minutos pasados se confunden, imposibles de calcular mientras desciendes por el valle de los presentimientos, volviendo la vista atrás, sin mirar alrededor, tropezando entre errores, dudas, temores y suposiciones. Sientes el olvido gris rodeándote como una niebla espesa, cercada y empujada por un viento gélido, único interlocutor, compañero sin respuesta.
A cada paso, la incertidumbre se convierte en certeza, la inquietud en seguridad. Avanzas con la frágil convicción de los sentimientos, el engaño del orgullo, la rotundidad del desamor. Sientes que alguien trata de exiliarte de su memoria, te sabes extranjera en aquel corazón que un día te cobijó. Supones, intuyes, crees que ahora él recorre otros caminos, trata de alcanzar otras cimas, sospechas que se oculta tras aquella colina que esconden las nubes. 
No sabes cuándo aparecieron las señales de alarma, cuándo desaparecieron los mensajes de amor. Ya no escuchas el eco de tu nombre resonando con su voz. Ya no oyes aquellas palabras de emoción antigua. Se fueron acallando hace tiempo. ¿Cuándo, por qué?, quién sabe. Ahora son tu lamento en la lejanía, son angustia y desilusión.
Desde el fondo de la soledad los presentimientos son gigantes que trasforman la realidad en mentira, lo falso en verdadero. ¿Qué es verdad y qué es mentira?, quien sabe. Todo se funde y se diluye entre la densa niebla, en ráfagas de sensaciones, ciertas o inciertas, en el valle de la inquietud, en el reino del desasosiego.
No te detienes, das otro paso, caes de nuevo, te hundes en el hielo de la pena y la ceguera es total.
Desde lo más hondo, todavía puedes abrir los ojos, dejar de sentir ficciones, enterrar las suposiciones. Olvida presentir. Tal vez tras aquella colina, más allá de las nubes, a través de la niebla, hay un sol que intenta iluminar tu ascenso, una voz que grita seguridad, un corazón de emoción antigua que te recuerda, que te espera…

2 comentarios:

  1. "dejar de sentir ficciones, enterrar las suposiciones"

    Casi da escalofríos cómo lo cuentas. Los presentimientos también funcionan como profecías autocumplidas. Menos mal que con la experiencia aprendemos a redirigirlos a lo bueno.

    Bellas palabras Mara. Un saludo!

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  2. la rotundidad del desamor...qué buena frase, qué cierta, qué pena

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