miércoles, 18 de abril de 2012

No me despiertes...

No me despiertes mientras te sueño, mientras te vivo. Eres mío ahora, acurrucado en mi rincón privado, oculto y silencioso, penumbra de corazón. Respiras tranquilo, suspiros suaves. Te veo con los ojos cerrados, atrapado entre mis párpados, acogedor y cálido cuando me devuelves tu mirada dulce. No hables, calla. No quiero escuchar recuerdos de rencores, tristezas imaginarias, antiguas deudas nunca saldadas. No quiero remover daños ni pagar peajes, apaga el ensordecedor ruido de los equipajes que pesan cada día más… Escucha cómo se deslizan mis dedos por tu piel, desde la frente, a través de los ojos, el roce por tus pestañas, mi mano sobre tu mejilla, el borde de tu barbilla ligeramente áspera, mi boca que resbala hacia tu boca. El abismo profundo, ahora, entre tus labios. Calla…

No ilumines mi realidad. La cruel evidencia de la distancia y los mundos distintos que ninguno elegimos. Los imposibles que se acumulan cada día son fantasmas de otros sueños, luchas agotadoras sin recompensa, caminos abiertos a la nada, murallas al cielo que separan vidas. Afuera quedan los rechazos de otros, egoísmos propios y envidias ajenas. Luz turbia que nos ciega… Mírame, ahora, sin más que piel y verdad. Acariciame con los ojos, mientras mis labios saborean cada rincón de ti. Tu cuerpo no tiene límites, es infinito espacio para avanzar, libertad sin fronteras para seguir probando. Y regresar…

No me distraigas con dudas o planes de futuro. El porvenir es un extraño traidor sin garantías y tú eres mi única fe. Hoy estás aquí, cálido y seguro, refugiado en mi corazón en penumbra. El mañana quizá exista en otros universos, escrito en otras estrellas, será pasajero de otras noches, pero no aquí, no ahora. Mañana tal vez amarás otras ilusiones, te irás y soñaré tu soledad, pero nunca volverá lo que sentimos ahora… Siente como latimos, fuego vivo, en oleadas, ardemos, jadeas, suspiro, te beso, hambre de amor, me miras, sed de piel, sonríes, te adoro, calor, humedad, grito amor, silencio, mío. Duerme, descansa…

Me despierto y te veo sin soñarte. Abro los ojos y estás frente a mi. No sé si eres realidad o sueño. Sólo sé que, aquí y ahora, eres mi vida. 

“Todo lo que vemos desfilar ante nuestros ojos, todo lo que imaginamos, no es sino un sueño dentro de otro sueño”.- Edgar Allan Poe

1 comentario: